EN ALTA MAR
Con cada uno de mis remos delanteros
Acariciando las olas de San Vicente de la Barquera
En Cantabria
Con mis dedos pulgar, índice, corazón
Anular, auricular o meñique
La palma de la mano y mi muñeca
Alcancé la alta mar
Alejado de la playa.
A mi mano derecha un olivar
Donde desapareció un naufrago
Que no volverá nunca más.
En el cielo, una estrella
Que parecía una manecilla de reloj.
En el suave oleaje de las olas
Flotaban cardas unidas y aparejadas
De pelos del Monte de Venus de las chicas
Que yo soñaba con cardarlas.
Seis u ocho cadejos de pelo
Se enredaron entre mis dedos.
Dando vueltas para reconocer el paraje
Como hacen los monteros o cazadores en la caza
Divisé una barquichuela a la deriva
Dejada de la mano de Dios
Con tres hembras desnudas
Sin pies ni cabeza
Que venía a mí sin haberla buscado
Aunque ya la había adivinado
Cuando con mi carnal telescopio
Nadando panza arriba
Vi que, oportunamente, hacia mí venía.
Eran tres culos con dos brazos
Como esos que venden en los Sexshop
Que entran a comprar los manifestantes
De una protesta callejera
Después de suspenderla
Por no conseguir nada en limpio
Y poder consolarse con ellos.
Repentinamente, cuando menos lo pensaba
Vinieron a mi boca
Dándoles los trabajos últimos
Para dejarles acabados
Dándose las manos un culo con otro.
Bajo mar, la barquichuela se hundió
Y los culos apretados a mano armada
Subieron, como globo, al cielo
En muy poco tiempo, exclamando:
-En buenas manos están los panderos
Y tú cuida de esa tu mano derecha
Que toma el gallo
Daca el gallo
Y quedan las plumas en tu mano
¡Manda huevos¡