CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO

EN ALTA MAR

Con cada uno de mis remos delanteros

Acariciando las olas de San Vicente de la Barquera

En Cantabria

Con mis dedos pulgar, índice, corazón

Anular, auricular o meñique

La palma de la mano y mi muñeca

Alcancé la alta mar

Alejado de la playa.

A mi mano derecha un olivar

Donde desapareció un naufrago

Que no volverá nunca más.

En el cielo, una estrella

Que parecía una manecilla de reloj.

En el suave oleaje de las olas

Flotaban cardas unidas y aparejadas

De pelos del Monte de Venus de las chicas

Que yo soñaba con cardarlas.

Seis u ocho cadejos de pelo

Se enredaron entre mis dedos.

Dando vueltas para reconocer el paraje

Como hacen los monteros o cazadores en la caza

Divisé una barquichuela a la deriva

Dejada de la mano de Dios

Con tres hembras desnudas

Sin pies ni cabeza

Que venía a mí sin haberla buscado

Aunque ya la había adivinado

Cuando con mi carnal telescopio

Nadando panza arriba

Vi que, oportunamente, hacia mí venía.

Eran tres culos con dos brazos

Como esos que venden en los Sexshop

Que entran  a comprar los manifestantes

De una protesta callejera

Después de suspenderla

Por no conseguir nada en limpio

Y poder consolarse con ellos.

Repentinamente, cuando menos lo pensaba

Vinieron a mi boca

Dándoles los trabajos últimos

Para dejarles acabados

Dándose las manos un culo con otro.

Bajo mar, la barquichuela se hundió

Y los culos apretados a mano armada

Subieron, como globo, al cielo

En muy poco tiempo, exclamando:

-En buenas manos están los panderos

Y tú cuida de esa tu mano derecha

Que toma el gallo

Daca el gallo

Y quedan las plumas en tu mano

¡Manda huevos¡

 



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